martes, 19 de mayo de 2009

LUGAR PARA TODO


Si no hay nada, hay lugar para todo. Si todo se ha perdido no existen límites en cuanto a lo que se podría llegar a ganar.

Cuando es poco lo que se sabe hay mucho por aprender. Cuando nada ha sido hecho, hay mucho por hacer.

El vacío es una oportunidad a ser llenada. Una limitación es una oportunidad de fortalecerse y volverse más capaz.

Frente a una abrumadora desesperación hay también un enorme espacio para que abunde el amor. Si lo que hay es oscuridad, tienes la posibilidad de llenarla de luz.

Aun habiendo caído tan bajo como podrías caer tienes la oportunidad de ser el mejor que tú puedes llegar a ser. Al estar rodeado de vacío tienes una cantidad ilimitada de espacio disponible para alcanzar una verdadera realización.

Aunque el mundo parezca estar oscuro, frío y vacío, igualmente hay mucho por lo cual estar agradecido. Porque puedes llenarlo de calor, de luz, de sentido y de vida.
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Así mismo, también hay cosas que sólo ocupan espacio en tu vida; busca y has una introspección, elimina el exceso de equipaje, de cosas, de culpas, de angustias…. Y entonces, nuevas experiencias podrás adquirir.

Con amor, 4s

ANFITRIÓN


Eres buen anfitrión… sabes su origen y significado

Una historia que lleva a muchas…

Todo comienza en la Grecia antigua cuando Anfitrión partió hacia la guerra y el Dios Zeus, aprovechó ese momento para transformarse físicamente en él y haciendo como que volvía, tomó entre sus brazos a la esposa de éste, a Alcmena.

Pero, Quién era anfitrión?

Anfitrión, rey de Tebas, fue célebre, entre otras cosas, por sus fastuosos banquetes. Casado con Alcmena, como ya había mencionado, quien era además de una hermosa mujer, hija del rey Electrión, su tío.

Todo comienza cuando los tafios y telebeos se unen para hacer una incursión y apoderarse del ganado de Electrión, rey de Micenas, hijo de Perseo y marido de Anaxo; y como consecuencia murieron los ocho hijos de Electrión, por lo que éste les declaró la guerra. Mientras Electrión estuvo ausente, Anfitrión actuó como regente a quien le dijo:

-Gobierna bien y cuando vuelva victorioso te casarás con mi hija Alcmena.

Anfitrión, informado por el rey de la Élide de que el ganado robado se hallaba en su poder, pagó el gran rescate exigido e hizo regresar a Electrión para que lo identificara. Pero éste se enfadó mucho y preguntó ásperamente qué derecho tenían los habitantes de Élide a vender propiedad robada y por qué Anfitrión había tolerado el fraude; él no pagaría nada por lo que ya era suyo. Anfitrión se enfadó también, y sin dignarse responder arrojó un garrote a una de las vacas del rebaño con la mala fortuna de que la golpeó en los cuernos, rebotó, y mató a Electrión.

Anfitrión huyó a Tebas acompañado por Alcmena; pero Alcmena no quería yacer con él hasta que vengase la muerte de sus ocho hermanos. En consecuencia el rey Creonte de Tebas le dio permiso para reclutar un ejército beocio, cosa que hizo, y luego ayudado por contingentes atenienses, focenses, argivos y locrios venció a los telebeos y tafios.

Entretanto, Zeus, aprovechando la ausencia de Anfitrión, tomó su figura, y asegurando a Alcmena que sus hermanos estaban vengados (Anfitrión había ganado la guerra aquella misma mañana) yació con ella toda una noche, a la que dio la duración de tres (Quien fuera Dios, ja, ja… pero así se la gastaban en el Olimpo). Hermes, por orden de Zeus, mandó a Helios a que apagase los fuegos solares, y a las Horas que se quedasen al día siguiente en casa; ordenó a la Luna que moderase su órbita y al Sueño que amodorrase a la humanidad de tal modo que nadie se diese cuenta de lo que ocurría. Desde siempre se han hecho cosas increíbles por las mujeres…

Alcmena holgó con su supuesto marido durante las 36 horas y cuando Anfitrión llegó al día siguiente lleno de entusiasmo por la victoria y de pasión por Alcmena escuchó estas palabras: "Anoche no cerramos los ojos, y seguramente no pretenderás que escuche por segunda vez el relato de tus hazañas." Hizo el amor con ella y como resultado de esta doble unión nacieron dos gemelos, uno era hijo de Anfitrión (Euristeo) y el otro del Dios (Heracles).

Anfitrión de todas maneras al no entender la respuesta de su mujer fue a consultar al adivino Tiresias, quien le informó que Zeus le había suplantado, así que en adelante no volvió a yacer con Alcmena por temor a incurrir en los celos divinos.

Nueve meses después, en el Olimpo, Zeus se jactó de haber engendrado un hijo a punto de nacer que se llamaría Heracles y gobernaría la casa de Perseo. Al oírlo su esposa Hera le hizo jurar por la Estigia que si nacía algún príncipe antes que Heracles, éste sería Rey Supremo. Cuando Zeus hizo el juramento Hera fue a Micenas y apresuró el parto de Nicipe, esposa del rey Esténelo, luego fue a Tebas y se sentó con las piernas cruzadas ante la puerta de Alcmena, con las ropas atadas en nudos y los dedos entrelazados; de ese modo demoró el nacimiento de Heracles hasta que Euristeo, hijo sietemesino de Esténelo, estuvo en su cuna. Cuando nació Heracles una hora después nació con un hermano mellizo llamado Ificles (hijo de Anfitrión) una noche más joven. Hermes llevó a Heracles al Olimpo y el mismo Zeus lo puso en el pecho de Hera, que dormía, para que tomara leche divina y fuera inmortal; y Heracles chupó tan fuerte que tomó más leche de la que podía contener su boca y la arrojó tosiendo dejando una mancha en el cielo, que es la Vía Láctea.

Una noche, cuando Heracles tenía 10 ó 12 meses, Alcmena después de lavar y amamantar a sus mellizos los acostó sobre el ancho escudo de bronce del que Anfitrión había despojado a Pterelao. A media noche Hera envió dos prodigiosas serpientes de escamas azuladas a la casa de Anfitrión con órdenes de matar a Heracles. Los mellizos se despertaron y vieron a las serpientes retorcerse a su alrededor sacando sus lenguas bífidas. Ificles gritó y sus gritos despertaron a Alcmena que despertó a su vez a Anfitrión que sin ponerse las sandalias saltó del lecho de madera de cedro, tomó la espada y llegó a la habitación mientras llamaba a sus criados. Cuando entró encontró a Heracles, que ni siquiera había lanzado un sollozo, que le mostraba las serpientes mientras las estrangulaba, una con cada mano.

Hay otra versión que dice que fue el propio Anfitrión quien metió las serpientes en la habitación para averiguar cuál de los dos mellizos era su hijo.

Pero antes de terminar, resulta que Plauto (254 - 184 A.C) en su obra "Anfitrión" refleja precisamente este relato de la mitología griega. Posteriormente Moliére (1622 - 1673) rescata y adapta esta comedia y en el último acto de la obra habla de un estupendo banquete. En efecto, en la escena final llega Socia, el mensajero de confianza del capitán Anfitrión y habla con el que creía ser su amo, pero que en realidad, era el falso Anfitrión, el dios Zeus. Como mensajero de confianza se le invita a sentarse a la mesa a participar del banquete y es entonces cuando Socia pronuncia esta frase: "le véritable Amphitryón est l`Amphitryon où l`on dine...", que podría traducirse como: "El verdadero Anfitrión, es el que invita a cenar.

La obra de Moliére -como casi todas las escritas por él- se hizo popular y el término cayó en gracia. Pronto, "Amphitryon" se incorpora a la lengua francesa con el significado de "El que invita a cenar" y se extiende más allá de sus fronteras y llega, entre otros países de Europa, a España. Pero será recién en 1869 que la Real Academia Española de Letras "oficializa" la palabra con esta acepción.

Según el diccionario de la Real Academia Española, define anfitrión como: (De Anfitrión, rey de Tebas, espléndido en sus banquetes). 1. Persona o entidad que recibe en su país o en su sede habitual a invitados o visitantes. 2. Persona que tiene invitados a su mesa o a su casa.

Fue un "banquete de dioses", del mismo dios Zeus, y no su engaño, el que dio origen a la actual acepción de la palabra.

A todo esto, la historia principal termina aquí, la de Anfitrión, para dar paso a una todavía más fascinante… la de Heracles…

Quien fue Heracles?

Ni más ni menos que HÉRCULES…

Heracles fue enseñado por Quirón. Aprendió a conducir un carro, esgrima, tácticas de infantería y caballería, estrategia, pugilismo, literatura, canto, a tocar la lira y sobre todo sobresalió en el manejo del arco.

A los 18 años abandonó su casa y comenzó a realizar hazañas. La derrota de los minias lo convirtió en el más famoso de los héroes, y su recompensa fue casarse con Megara, la hija mayor del rey Creonte (Ificles se casó con la hija menor). Luego venció a Pirecmes, rey de los eubeos, aliado de los minias; descuartizó su cuerpo tirando con unos potros y lo abandonó sin enterrar. Hera, ofendida por sus excesos lo enloqueció. Atacó a su querido sobrino Yolao (hijo mayor de Ificles) que escapó por los pelos y luego tomó por enemigos a seis de sus propios hijos, los mató y arrojó sus cuerpos al fuego. Cuando Heracles recobró la razón se encerró durante varios días en una habitación oscura evitando la comunicación con los seres humanos y luego fue a Delfos a preguntar a la Sibila qué debía hacer. La Pitonisa le aconsejó que residiera en Tirinto sirviendo a Euristeo durante 12 años realizando los trabajos que le impusiese, en compensación por lo cual se le concedería la inmortalidad. Su sobrino Yolao participó en estos trabajos como su auriga y escudero.

Heracles casó con Deyanira, hija de Dionisios y de Altea (esposa de Eneo, rey de Pleurón, en Etolia). En una ocasión, teniendo Heracles que atravesar con Deyanira el río Eveno en plena creciente, el centauro Neso se ofreció por una pequeña retribución a transportar a Deyanira sin que se mojase. Heracles accedió, pagó a Neso el precio, arrojó su arco y su clava al otro lado del río y comenzó a nadar. Pero Neso salió corriendo con Deyanira en los brazos en dirección contraria; luego la arrojó a tierra y trató de violarla. Ella gritó pidiendo ayuda a Heracles quien cogió su arco, apuntó cuidadosamente y atravesó el pecho de Neso a casi un kilómetro de distancia. Al arrancarse la flecha Neso dijo a Deyanira: Si mezclas el semen que he derramado en tierra con la sangre de mi herida, le añades aceite de oliva y untas la camisa de Heracles con la mezcla, no volverás a tener motivo para quejarte por su infidelidad. Deyanira recogió los ingredientes en un tarro y lo guardó sin decir nada a Heracles.

Los amoríos de Heracles son cuantiosos; tuvo multitud de descendencia: los heraclidas; y Deyanira ya no era joven cuando Heracles ganó a Yole, hija del rey Éurito en una competencia de ballesta. Como Éurito se negó a entregarle la princesa Heracles marchó sobre Ecalia con un ejército de arcadios, melianos y locrios, a los que solo les dijo que el rey imponía tributos injustos a los eubeos. Después de tomar la ciudad por asalto mató con sus flechas a Éurito y su hijo, y mientras enterraba a sus muertos Yole se tiró desde las murallas de la ciudad pero el viento hinchó sus faldas y amortiguó la caída. Heracles la envió con Licas a Braquis con Deyanira, pidiendo una bella camisa y un manto para un sacrificio de acción de gracias por la toma de Ecalia.

Cuando Deyanira reconoció a Yole como la última amante de Heracles sintió compasión más que resentimiento por la belleza fatal que había causado la ruina de Ecalia. Pero era intolerable que Heracles esperase que las dos vivieran bajo el mismo techo, y decidió utilizar el talismán amoroso del centauro Neso para conservar el afecto de su esposo. Le había tejido una camisa nueva para los sacrificios; a escondidas abrió el tarro y con un trozo de lana empapado en la mezcla frotó la camisa, la metió en un cofre, lo cerró y lo entregó a Licas diciéndole: No expongas la túnica a la luz o al calor hasta que Heracles se la ponga para el sacrificio. Más tarde quedó horrizada cuando vio arder a la luz del Sol el trozo de lana con el que había frotado la camisa. Dándose cuenta que Neso la había engañado envió a toda prisa un correo para hacer volver a Licas y juró que si Heracles moría ella no le sobreviviría.

Cuando llegó el correo al promontorio de Cenea, Heracles había sacrificado ya doce toros, vertía vino en los altares y arrojaba incienso a las llamas. De pronto gritó como si le hubiera mordido una serpiente; el dolor se hizo insoportable y rugiendo de angustia derribó los dos altares. Trató de arrancarse la camisa pero se le había pegado de tal modo que salía la carne con ella dejando los huesos al descubierto. Se arrojó de cabeza en la corriente más próxima pero el veneno le quemaba todavía más; desde entonces esas aguas escaldan y se las llama Termópilas.

Arrancando los árboles a su paso encontró al aterrado Licas abrazado a sus rodillas; trató en vano de disculparse, Heracles lo hizo girar tres veces alrededor de su cabeza y lo lanzó al mar, convirtiéndose en una roca que aun hoy se llama Licas. El ejército se lamentaba fuertemente pero nadie se atrevía a acercarse. Heracles llamó a Hilas para que lo condujera al pie del monte Eta, en Traquis, para morir en soledad y allí le dijo:

Jura por la cabeza de Zeus que me llevarás a la cima más alta de esta montaña y allí me quemarás sin lamentaciones en una pira de ramas de encina y troncos de acebuche. Jura también que te casarás con Yole tan pronto llegues a la mayoría de edad.

Hilas juró todo esto y dijo a Heracles que Deyanira era inocente como probaba su suicidio (se ahorcó). Cuando todo estuvo preparado Yolao y sus compañeros se retiraron mientras Heracles subía a la pira y ordenaba que la incendiasen, pero nadie se atrevió a hacerlo hasta que un pastor eolio llamado Peante que pasaba por allí ordenó a su hijo Filoctetes que hiciera lo que pedía Heracles. En agradecimiento Heracles regaló a Filoctetes su aljaba, arco y flechas, y cuando las llamas comenzaron a lamer la pira extendió su piel de león y se tendió con su clava como almohada. Del cielo cayeron rayos que redujeron inmediatamente la pira a cenizas.

Zeus recibió con orgullo la parte inmortal de Heracles en el cielo contento de que su hijo se hubiera comportado tan noblemente, y Heracles se convirtió en el portero del cielo.

Es así que Anfitrión da paso al origen de Hércules y al mismo tiempo a un concepto distinto…

Con amor, 4s