jueves, 18 de marzo de 2010

Cambiando (por asimilando)


Buscamos muchas formas de cambiar, nuestro ser, nuestra forma de pensar, nuestro cuerpo o imagen… la mayoría de las veces por ser mejores, mejores personas, mejores seres… a continuación una serie de planteamientos que se proponen desde una de las herramientas más poderosas que tenemos… el habla.

En vez de decir... mejor cambiar a:

Nunca por muy pocas veces


Siempre por a menudo

Ladrón por alguien que se apoderó de algo ajeno


Infinito por extensión desconocida

Eterno por fin impensable


Eres mi maestro por me enseñas a aprender de mí mismo

Quiero hacer por estoy haciendo cosas inútiles


Quiero ser por me desprecio

Dame por permite que yo tome


Imítame por no te respeto

Mi mujer por el ser con el que comparto mi vida


Mi obra por lo que he recibido

Así eres por así te percibo

Lo mío por lo que ahora tengo

Morir por cambiar de forma
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(Tomado de “Psicomagía” Alejandro Jodorowsky… leyendo).

Con amor... 4s

Descubriendo palabras...

Homúnculo






En el acto segundo de la segunda parte del Fausto de Goethe, el ayudante del Doctor Fausto, Wagner, trabaja en la receta de Paracelso para crear un homúnculo, lo que finalmente logra. Cuando el homúnculo se asoma por el borde de la redoma decide irse con Mefistófeles a participar en la Noche de Walpurgis (*) dejando a Wagner en casa: "Tú te quedas en casa para hacer alguna cosa de mayor importancia".

Del latín Homunculus (hombre pequeño), el término no se refiere a un sujeto de escasa estatura sino a un humanoide en miniatura que los alquimistas afirmaban poder crearlo a partir de la manipulación de materia inerte.

Paracelso habría usado el término por primera vez. Afirmaba así haber creado un falso ser humano de unos 30 centímetros de alto, mediante la combinación de esperma, huesos, trozos de piel y pelo de algún animal. Esta mezcla, enterrada y abonada con estiercol de caballo durante cuarenta días, permitiría el crecimiento de embrión.
Otras recetas de los alquimistas medievales para fabricar un homúnculo, eran recoger una raíz de mandrágora y alimentarla con miel, sangre y leche hasta que cobrara vida o tomar un huevo de una gallina negra, hacerle un pequeño agujero en la cáscara y reemplazar una sección de clara por espera humano, luego sella la abertura con pergamino virgen y enterrar el huevo abonándolo con estiercol en el primer día del ciclo lunar de marzo, luego de treinta días, nacería del huevo un ser humano minúsculo.

El homúnculo, cualquiera fuera el método por el cual hubiera sido gestado, sería tras su nacimiento, incondicional de su creador, lo protegería y lo cuidaría de todo peligro. carecería de sexo, es decir, ni hombre ni mujer.
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(*) Esta celebración popular tiene lugar cada año en la noche del 30 de abril al 1 de mayo en varios países de Europa Central y Norte. La traducción literal es Noche de Brujas y aunque tiene cierta relación con la americana, lo cierto es que es una celebración mucho más ancestral, que tuvo su origen en los cultos paganos, en lo que se consideraba la transición del invierno a la primavera. Tiene ingredientes celtas, vikingos y hasta del Imperio Romano. Se cree que esa noche las brujas se reúnen en la sierra del Harz.