Recuerdo
que antes de que yo naciera, me preocupaba que no conocía el mundo al que
llegaría. Entonces le pedí a Dios instrucciones para vivir en esta tierra. Dios
acercó su voz a mi oído y me dijo:
Sé como el sol.
Levántate temprano y no te acuestes tarde.
Levántate temprano y no te acuestes tarde.
Sé como la luna.
Brilla en la oscuridad, pero sométete a la luz mayor.
Brilla en la oscuridad, pero sométete a la luz mayor.
Sé como los
pájaros.
Come, canta, bebe y vuela.
Come, canta, bebe y vuela.
Sé como las flores.
Enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces.
Enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces.
Sé como el buen
perro.
Obediente, pero nada más a su Señor.
Obediente, pero nada más a su Señor.
Sé como la fruta.
Bella por fuera, saludable por dentro.
Bella por fuera, saludable por dentro.
Sé como el día.
Que llega y se retira sin alardes.
Que llega y se retira sin alardes.
Sé como el oasis.
Da tu agua al sediento.
Da tu agua al sediento.
Sé como el río.
Siempre hacia adelante.
Siempre hacia adelante.
Sé como la
luciérnaga.
Aunque pequeña, emite su propia luz.
Aunque pequeña, emite su propia luz.
Sé como el agua.
Buena y transparente.
Buena y transparente.
Sé como José.
Cree en tus sueños.
Cree en tus sueños.
Sé como Lázaro.
Levántate y anda.
Levántate y anda.
Y sobre todas las
cosas,
Sé como el cielo: la morada de Dios.
Sé como el cielo: la morada de Dios.
Si
haces todas estas cosas, tu estancia no sólo será placentera, sino que
trascenderás en las demás personas.