miércoles, 21 de abril de 2010

Eres impaciente



La fuerza de la paciencia

Escucha pacientemente, y comprenderás mejor. Trabaja pacientemente, y crearás valor que perdurará en el tiempo.

La paciencia otorga poder. En la paciencia yace la expresión de un amor real y duradero.

La paciencia diluye ansiedades dolorosas y destructivas. La paciencia ayuda a evitar errores tontos.

La paciencia revela que en lo profundo yace un carácter fuerte y estable.

La paciencia ofrece alivio y refugio a quienes están agotados de las frustraciones cotidianas.

La paciencia resulta crucial para lograr perseverancia. Y con suficiente perseverancia, cualquier meta puede ser alcanzada.

Cada día tienes ante ti montones de oportunidades para aprovechar la fuerza de la paciencia. A medida que la vayas fortaleciendo, las oportunidades que la vida te ofrece se incrementarán.

Evita la prisa; la prisa es innecesaria; no vas a ninguna parte o a dónde piensas que irás, tarde o temprano llegarás; confundimos la prisa con la puntualidad; sin embargo, queremos vivir de prisa y contradictoriamente no queremos morir…

En fin, se paciente, todo llega cuando debe llegar.
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Con amor, 4s

No me pidas



Podés pedirme que acabe con
el hambre y la pobreza del mundo...

Podés pedirme que viaje hasta el sol
sin nave espacial...

Podés pedirme que en una noche estrellada
te lleve de paseo a la luna...

Podés pedirme que haga retroceder los relojes
para regresar a los tiempos felices...

Podés pedirme que cruce los océanos a nado
los desiertos a pie...

Pódes enloquecer incluso y pedirme
que sea bueno y humilde...

Pero, por favor, no me pidas
nada imposible...

Por ejemplo, no me pidas
que deje de verte...

¡No me pidas
que deje de llamarte!

¡No me pidas
que deje de desearte!

¡No me pidas
que deje de entenderte!

¡No me pidas
que te abandone a tu suerte!

Pero por sobre todas las cosas
no me pidas...

¡Que deje de amarte!
(Fabián Ruiz)

Libertad


Déjame sueltas las manos
y el corazón, déjame libre!

Deja que mis dedos corran
por los caminos de tu cuerpo.

La pasión —sangre, fuego, besos—
me incendia a llamaradas trémulas.
Ay, tú no sabes lo que es esto!
Es la tempestad de mis sentidos
doblegando la selva sensible de mis nervios.
Es la carne que grita con sus ardientes lenguas!

Es el incendio!

Y estás aquí, mujer, como un madero intacto
ahora que vuela toda mi vida hecha cenizas
hacia tu cuerpo lleno, como la noche, de astros!
Déjame libre las manos
y el corazón, déjame libre!
Yo sólo te deseo, yo sólo te deseo!
No es amor, es deseo que se agosta y se extingue,
es precipitación de furias,
acercamiento de lo imposible,
pero estás tú,

estás para dármelo todo,
y a darme lo que tienes - a la tierra viniste—
como yo para contenerte,
y desearte,
y recibirte!
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La poesía como el resto de las artes, es alimento del alma