
Sentirte decepcionado puede ser horrible, ya sea que se deba a otras personas, a las circunstancias o a tus propios errores, sin embargo, en cada decepción hay también una oportunidad.
Cuando una decepción llegue a ti, reconócela y siéntela por lo que es. Vive4 la experiencia que se te presenta. Con distancia crítica aléjate de ella y échale una mirada más objetiva.
Descubrirás que en un contexto más amplio de tu vida, esa decepción tiene valor. Aunque una puerta se haya cerrado ante ti, muchas otras acaban de abrirse.
De cada desilusión puedes cosechar sabiduría, motivación, perspectiva y un rumbo más claramente definido. Con cada decepción puedes aprender mucho de la vida y de ti mismo, muchas cosas que te ayudarán a progresar.
Si la vida te deja caer, descubre el valor que se esconde en esa decepción. Recupérate y experimenta la sensación.
Yendo hacia adelante, de vez en cuando vas a tropezar. Y optando por recuperarte de esos tumbos con una actitud positiva, terminarás avanzando más rápidamente aún.
Imagina una vida sin decepción, sin problemas, sin cosas malas o feas… pudiera ser aburrida…
Con amor, 4s