martes, 25 de mayo de 2010

SUMAR

Qué es sumar? Que pasa si restas? Sumar es compartir? Restar es dividir? Veamos:

Si tu deseo de cambiar al mundo está basado sólo en tu propio interés, el éxito que puedas llegar a alcanzar se verá seriamente limitado. Podemos llamarle a esto: EGOÍSMO

Pero si tomas en cuenta el interés general, el éxito se vuelve mucho más factible. A esto se le llama: COMPARTIR

Si tu deseo de transformar el pensamiento de alguien tiene como meta el mero hecho de demostrar que tienes razón, difícilmente lo lograrás. Es más… no tenemos porqué pretender transformar a los demás, deseo constante y común de las personas.

No obstante, si tu intención al intentar cambiar el pensamiento del otro es la de elevar e iluminar a esa persona, tus posibilidades aumentarán enormemente. Esto es MULTIPLICAR.

Prestando atención sólo a ti mismo y a tus propios intereses, el mundo será un lugar árido y solitario. Involúcrate en el bienestar de los demás, y súbitamente la vida se tornará mucho más rica y plena.

Si tus metas se contraponen fuertemente con las de aquellos que te rodean, la marcha se hará complicada y hasta imposible. Sin embargo, si tus objetivos toman en cuenta a las otras personas en tu vida y en tu comunidad, tendrás muchas más probabilidades de alcanzarlos. A esto se le llama SUMAR.

Pensando y actuando sólo en base a tu propio interés no hay nada que ganar. Porque cualquier logro que puedas alcanzar en el corto plazo se verá ensombrecido por tu falta de real conexión con aquellos que te rodean. Es decir… RESTAS, DIVIDES.

La mejor y más efectiva manera de hacer progresar tus propios intereses es refinándolos y alineándolos con los intereses de los demás. La ruta más segura hacia el éxito verdadero pasa por llevar contigo a los demás.

Procura conducirte en concordancia con tus ideales; no pretendas cambiar al mundo ni a nadie. Imita las cosas buenas y has siempre el bien, es la mejor manera que al mismo tiempo se sume contigo; actuar de forma contraria hará restar y dividir.

Mejor suma y multiplica tus buenas acciones. Se sumará más gente y se multiplicaran las actitudes positivas. Pero nunca… nunca… nuNca… juzgues a nadie.

Con amor. 4s

"EL JUEZ".


En un clásico café, de un alegre puerto, hacen de vez en cuando jugarretas a algún inadvertido visitante. Un ejemplo de estas bromitas es la que dos comensales -toda la mesa está en el relajo ya- comienzan a hacer alarde de su fuerza física. Después de un intercambio de jactancias se desafían a jugar vencidas. Compiten por dos veces -cada uno de los contendientes en aquella simulada justa gana en una ocasión-, y luego se acusan mutuamente de haber hecho trampa. Acuerdan jugar el desempate, y los presentes cruzan apuestas -cuantiosas algunas de ellas- en favor de uno o el otro.

Se sugiere entonces: "Como ahora hay dinero de por medio, es necesario designar un juez".

Todos coinciden en nombrar al recién llegado, al que obviamente le han robado la atención: no conoce a ninguno de los competidores, lo cual es garantía de imparcialidad. El forastero, halagado acepta aquel honroso cargo.

Para entonces la mesa ha sido rodeada por un numeroso público -que también conoce la broma y se suman a ella-, simula gran interés en la contienda.

Se le advierte al juez que esté muy pendiente de que ninguno de los competidores haga trampa. Deberá contar hasta tres, y ésa será la señal para empezar la justa. Se acomodan bien los contendientes; se toman con firmeza por la mano, dispuestos ya a probar su fuerza.

Se hace un silencio profundo y expectante. El juez, solemne, poseído de su trascendental función, cuenta muy serio: "Uno... Dos... ¡Tres!...".


Ha caído en la trampa. Cuando dice: "¡Tres!", toda la concurrencia grita a voz en cuello: "¡Ching... a su madre el juez!"

Luego prorrumpen todos en una formidable carcajada, y celebran con aplausos el hecho de que -otra vez- la broma salió bien.

El infeliz mortal que ha sido víctima de la pesada chanza queda mohíno y apesadumbrado. Durante varios días se le ve abatido, cogitabundo y cabizbajo, pues una mentada así doblega el ánimo más firme, origina un trauma como para ir con el psiquiatra, provoca disfunción eréctil y quita las ganas de seguir viviendo (se ha sabido de alguien que tras sufrir la broma se ha arrojado al mar). Por supuesto que las anécdotas posteriores son las mejores… que si la cara del tipo, los colores, etc.

Por supuesto… lo anterior en el famoso lugar de los lecheros y las bomas… en dónde? Ni más ni menos que en el café la parroquia, cita en el alegre puerto de Veracruz. Y claro, todo acompañado del florido lenguaje alvadoreño, que no le pide nada al de mis terruños.

Sin duda en el lugar donde vives se han dado algunas bromas de este tipo; recuerdo que en mi pueblo y para el aburrimiento, en ciertas ocasiones, hacíamos algunas bromas, la mejor era la cajita de cartón, o la latita o hasta la bolsa de papel… cuyo contenido era una piedra maciza o previamente llenada de cemento. Quien no cae ante la tentación de patear algo que se encuentra a su camino… huy… los golpes, algunos hasta con impulso, eran tan contundentes que incluso a nosotros nos dolían…

Por cierto… y ya como una costumbre… cada vez que entra una llamada equivocada a mi teléfono… caigo en la tentación de jugar una broma cruel… he mandado a Lupitas a Acapulco; a Pedros a la cárcel; suplantado supuestos amantes… entre otros; siempre es mejor que un simple… está equivocado, ja ja

En fin… solo quería compartir.

Con amor, 4s