viernes, 6 de mayo de 2011

Vida


En una revista católica se dice que a fin de meditar sobre los temas de la teología hay que hacer las preguntas que haría un niño, y da un ejemplo:


"...La muerte, según el Génesis, es un castigo impuesto por Dios al hombre y la mujer por haberlo desobedecido. Pero preguntaría un niño: si los animales y las plantas, criaturas inocentes, no pecaron ¿por qué mueren también?...".

De ahí, un teólogo menciona que es necesario arriesgar el pensamiento y nos dice:

El pecado del hombre, por ser contra Dios, fue tan enorme que la pena abarcó a todo lo creado. El amor divino, sin embargo, es infinitamente mayor que la más grande culpa de los hombres, y Dios los perdonó, y más allá de eso, se hizo hombre para redimirlos.

"Desde entonces, ya no hay muerte. Hay eterna vida, lo mismo entre los hombres que en la naturaleza. En ese permanente renacer se ve el amor de Dios a sus criaturas. No pensemos, pues, tanto en la muerte: pensemos más bien en la resurrección. Los brotes de los árboles en primavera, las nuevas flores y la hierba del campo son el mejor sermón sobre la vida eterna y sobre la infinita misericordia del Señor...".

No hay castigo, no hay muerte… todos los días surge la vida… y siempre triunfa el amor… una de las formas es mediante el perdón…


Con amor, 4s



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