Aquella tarde Hu-Song hizo una pregunta a sus discípulos: - Tengo dos relojes, Éste se atrasa siempre un segundo. Este otro está parado: no funciona. ¿Cuál de los dos es el mejor?
- El primero - respondieron a coro los discípulos.
- Habría que verlo - respondieron a coro los discípulos.
- Habría que verlo -dijo el filósofo-. Si la función de un reloj es marcar la hora con exactitud, entonces es mejor el reloj que está parado, porque dos veces al día marcara la hora exactamente, mientras el otro, el que se atrasa un segundo, no marcara nunca la hora con exactitud.
Los discípulos callaron; no supieron ya qué responder.
Hu-Song Sonrió:
- No se inquieten: ustedes tienen la razón. En efecto, el mejor reloj es el que se atrasa un segundo. No es perfecto, pero razonablemente sirve. Buscar la perfección es racional, pero no es razonable. La búsqueda de la perfección nos inmovilizará, como el reloj. Pongámonos a trabajar, aunque nos atrasemos un segundo.
Así dijo Hu-Song, y sus discípulos entendieron que decía la verdad.
Con amor, 4s