Decidir

Decidir implica responsabilidad. Muchas veces no queremos asumir la misma y posponemos, confundimos, diferimos, incluso endosamos la delicada tarea de decidir.

Sin embargo, hazte responsable de las decisiones de tu vida… de todas y cada una de ellas… asume la consecuencia de tus actos.

Y al tener que elegir entre un par de alternativas, siempre es válido dedicar algo de tiempo y esfuerzo para tomar la mejor decisión. Una vez que la decisión esté tomada, es ahora el tiempo de hacer todo el esfuerzo para llevarla a cabo.

Dedicar cuidado y atención a las decisiones que adoptes es importante. Asegúrate de poner también la misma energía en vivir y concretar cada una de tus elecciones. Ten la humildad de reconocer aquellas en las que posiblemente te hayas equivocado o no fue la mejor selección.

Siempre tomar la mejor decisión es un excelente comienzo. Sin embargo, es sólo eso… el comienzo. Por más importante que haya sido la decisión en sí misma, no es ni por asomo tan importante como lo que hagas para darle vida. Ahora tienes la oportunidad de hacerla realidad.

Busca siempre que sea benéfica para todos a los que involucre, en su caso. Nunca tomes decisiones que busquen lastimar directamente a alguien o provocar daño.

El valor de cualquier elección proviene de completarla. Las acciones que lleves a cabo para sostener y ejecutar las decisiones que has tomado son las que dan verdadero sentido a esas decisiones.

Cómo termine tu decisión depende de lo que hiciste para concretarlo.

Y siempre que hayas tomado la decisión será siempre la mejor, aunque parezca que no lo fue así. Es la famosa ley del Libre Albedrío.

Se libre, vive en conciencia y toma decisiones por ti. Sólo por ti.

Con amor, 4s