viernes, 22 de abril de 2011

Amar es libertad

Hace mucho tiempo, en una tribu india, había un cacique que era muy respetado por todos por su sabiduría y buenos consejos. El cacique tenía una hija a la que adoraba que se llamaba Amapola.

Ella era muy linda y por tanto tenía muchos pretendientes, pero el corazón de la joven le pertenecía solo a uno: Austin.

Austin era el guerrero más valiente de la tribu y la joven vivía enamorada de él. Una tarde, por fin Austin se le declaro y Amapola fue la mujer más feliz de la tierra.

Desde ese día se hicieron inseparables, todo el tiempo juntos recorrían los prados. Al lado de Austin, Amapola se sentía la mas dichosa de las mujeres y no concebía su vida lejos de su amado.

Por fin, un día Austin decidió ir ante el cacique para pedirle la mano de su hija.

-Pero cuál es el apuro por casarse?- le pregunto el cacique.
-Lo que pasa es que nos amamos mucho y queremos vivir juntos toda la vida- agrego Austin.
-Si padre- afirmo la joven- Austin y yo nos amamos y no queremos separarnos jamás, por eso pedimos que nos cases.

El cacique se quedó pensativo ante las palabras de su hija y luego dijo.
-Está bien, mas antes de casarlos necesito que pasen una prueba, necesito que vayan al bosque y tu Austin quiero que caces el halcón más fiero que encuentres, y tu hija mía quiero que traigas el águila más veloz y fiera que haya. Traigan esas aves ante mi presencia mañana antes que el sol se ponga, si es así, los casare.

Austin y Amapola aceptaron y salieron en busca de lo que el cacique había pedido. Al amanecer del día siguiente, llegaron ante el cacique y toda la tribu con las aves. El cacique miró las aves y sonrió, luego les pidió a los jóvenes que ataran las patas de las aves con un cordón dorado. Los jóvenes, sin aun saber por qué, ataron a las aves por las patas con el cordón. Luego el cacique ordeno que las dejaran en el suelo para que las aves trataran de volar. Obviamente las aves hicieron un gran esfuerzo pero no podían volar porque estaban atadas. Primero trataron de intentarlo abriendo sus alas, pero al ver que no lo conseguían, comenzaron a picotearse entre sí, a dar aletazos y a revolcarse en el piso con desesperación. Después de una pelea entre ambas, el cacique las desato y ambas volaron rápidamente hacia el cielo azul. Los enamorados no entendían el por qué el cacique había hecho eso. Pero este mirándoles a los ojos les sonrió.

-Espero que hayan presenciado una gran lección, al igual que pasó con estas aves también pasa con los seres humanos. Hijos míos, cásense si lo desean, mas mi consejo es que nunca se aten entre sí, lo más preciado en las relaciones es la libertad, ámense mucho mas cada cual permita que el otro vuele con sus propias alas, o de lo contrario, terminaran como estas pobres aves, que por estar atadas terminaron por lastimarse mutuamente.

El amor es un sentimiento muy puro y cuando realmente amamos a alguien debemos dejar a esa persona libre, para que vuele por sus propias alas, teniendo siempre la seguridad de que si esta persona os ama, tarde o temprano volara hacia nosotros.

Con amor, 4s

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