viernes, 25 de noviembre de 2011

Van Meegeren, El Falsificador



Es frecuente escuchar hablar de piratería. Por otro lado, existe una gran cantidad de imitaciones de marcas de lujo, desde perfumes, relojes, bolsas, etc. Mas que imitaciones, diremos que se trata de viles falsificaciones, que para el caso, da lo mismo.

Pero esto no es una práctica frecuente, e incluso, hay casos que hasta lo convirtieron en una actividad muy lucrativa, como el caso de Van Meegeran.

Van Meegeren, de origen holandés, fue un pintor y comerciante considerado como el gran falsificador. Fue además un excelente artista, pero en su momento fue duramente criticado, como suele pasar con muchos artistas. De ahí y en su intento de demostrar su gran capacidad se dedicó a realizar varías estafas, llegando a pintar diversidad de obras, especializándose en un autor, “Jan Veermer”, realizando al menos 15 copias de este. Otras imitaciones fueron de Frans Hals (3 obras), Pieter de Hoogh (2 obras) y de Terborgh (1 obra), entre otros, a saber.

Pero lo que lo hizo famoso, fue por la estafa de un cuadro denominado “Cristo con la mujer adúltera”, el cual hizo ver al mundo de que lo había descubierto en 1928 y posteriormente venderla por 30 millones de marcos al mariscal alemán del III Reich Hermann Göring.

Luego, al término de la 2ª guerra mundial los aliados requisaron la colección de arte que el nazi Göring escondía en una mina de sal austriaca (Mas de sei mil obras de arte, entre ellas, el cuadro anterior atribuido a Veermer, con toda su documentación que ponía en evidencia al marchante holandés. La policía se dirigió entonces a su galería para detenerle por traición a la patria, pues había vendido una obra del patrimonio nacional al enemigo.

No teniendo opción y viéndose amenazado de ir a la cárcel Van Meegeren se justificó diciendo que, para salvar el original, le había vendido a Göring una falsificación. Bajo las circunstancias, el argumento resultó una excusa difícil de creer, estando ante el tribunal, sorprendentemente propuso un trato: pintar una réplica exacta de una obra maestra del arte holandés y demostrar con ello que era un falsificador.

El tribunal le dio una oportunidad, lo encerraron en un estudio convertido en cárcel y de sus trazos surgió una nueva obra maestra como había hecho en 1938 con “La Última cena” y “El Cristo de Meaux”, exhibidas en el museo Boymans, y consideradas por muchos especialistas mejores que el original. El veredicto no dejó lugar a dudas: le condenaron a un año de prisión. Cumplida la pena Han van Meegeren no pudo disfrutar de la libertad, pues falleció al poco tiempo de salir de prisión.

Hay que reconocer a Han van Meegeren por su propia obra que demuestran que fue un artista de calidad. En cuanto a sus falsificaciones de los maestros flamencos, especialmente Vermeer, decir que en esa época, las pocas obras catalogadas, no eran del conocimiento general y por esta razón muchos entendidos cayeron en el timo, dado el parecido, la coloración, la temática y el estilo. Su ingenio le permitió llevar una vida de lujo y dispendio.

Como vemos, existen las copias de todo tipo, en el arte ha sido una practica muy recorrida, a veces para salvaguardar las obras originales, otras por la ignorancia de los compradores, la avaricia de los mismos, o la astucia de vendedores y falsificadores.

En fin.

Con amor, 4s.

No hay comentarios:

Publicar un comentario